El arte del látigo

El látigo, mi actividad femdom preferida sin lugar a dudas, a mis látigos les dedico mucho tiempo de entrenamiento pero sobre todo amor porque dentro de mi sadismo es con diferencia la que mas disfruto. Requiere algo de fuerza pero sobre todo requiere pericia. Eso sí, cuanto mas los controlas mas los amas. 

Es la actividad que me requiere mas autocontrol, sin dudarlo es la única en la que tengo que estar muy concentrada para no excederme y la que me ha dado mas preocupaciones post-sesión al intentar alcanzar limites demasiado ambiciosos. Como veis respeto mucho el arte del látigo.

A mis esclavos les exijo respeto a mis látigos y para ello tengo un rito.

Las sesiones tiene que empezar con el esclavo mostrando su sumisión y respeto de rodillas besando y lamiendo mis botas. Yo ya de pie y con mi látigo escogido les dejo mirar de reojo cual de mis látigos va a provocar cicatrices ese día.

Luego se ponen de rodillas y les pongo la mejor mordaza que tenga, da igual lo duros que sean, se que a los diez minutos van a estar llorando y suplicando, me gusta el sonido de sus lamentos pero se hace demasiado estridente sin mordaza. Suelo gastar la broma de decirles que la palabra de seguridad es 'pluscuamperfecto' antes de ponerles la mordaza y no hay nada mas maravilloso que verles llorar en ese momento.

Las sesiones duran lo que yo diga, nunca finaliza cuando se revuelcan o hacen extraños con el cuerpo. Para acabar la sesión tiene que recibir un latigazo y aguantarlo con estoicidad aunque sea el que le he dado a la media hora de empezar. El no aguantar se castiga con mayor dureza o golpeando zonas ya muy castigadas y ellos lo saben.

La mayoría de las veces se hace una o varias paradas, se les quita la mordaza y les dejo que me laman el sudor que hay en la parte interior de mis muslos, que besen mi látigo y que me hagan un cunnilingus. Si este cunnilingus esta bien realizado me quedo descansando con mis botas encima de su cuerpo sudoroso y ensangrentado. Si no me ha gustado, la mordaza se vuelve a colocar y tras otro rato de latigazos les doy la oportunidad de enmendarlo. Son los mejores cunnilingus que recibo.

Sea como fuera antes de desatarlos y permitirles beber agua les obligo a lamer mis botas de arriba a abajo para dejarlas brillantes, lo cual dura bastante pues después de tan grata experiencia me suelo quedar dormida un ratito.

No hay nada tan placentero como una sesión de látigo.